sábado, 1 de febrero de 2014

El trabajo por proyectos.

El modelo 1 a 1 permite a los estudiantes trabajar de forma individual y colectiva, vinculándose entre ellos y el docente de forma más fluida y ubicua. Se nos habla de multiplicidad de tareas, de acceso personalizado directo e ilimitado, de recursos que están al servicio del proyecto didáctico y no a la inversa, lo que demanda una nueva organización.

Trabajar con proyectos colaborativos demanda una organización aún más dedicada de los diferentes contenidos escolares. El proyecto proporciona el contexto, a partir de él aparece la necesidad de las disciplinas y de una organización específica. El proyecto colaborativo desarrolla capacidades de diferente tipo y nivel, competencias de expresión oral y escrita, y habilidades para el trabajo grupal, además de entrenar para la solución de problemas. 




Para el docente es un desafío. Deberá elegir los recursos de acuerdo al proyecto didáctico, conocer las funciones y posibilidades de cada recurso y explotarlas en función del objetivo; comprender por qué y cómo es necesario trabajar con las tecnologías y relevar problemas que enfrenta cada escuela en su uso.
     En el proyecto colaborativo, el docente es mediador. Podrá desconocer alguna herramienta, serán sus propios estudiantes los que provean de la información, pero siempre será quien guiará sus pasos para un uso responsable y creativo… “la pericia, la creatividad y la sensibilidad –todas facetas de la intuición–, equilibrando las fuerzas de la razón, la reflexión y la explicación, serán una valiosa fuente a recuperar para orientar la tarea del docente...La comprensión de una disciplina no solo conlleva conocimiento del “nivel del contenido” (hechos, procedimientos), sino también lo que podría llamarse conocimiento de “orden superior”, acerca de las estrategias de resolución de problemas, estilos de justificación, explicación y características investigativas del dominio en cuestión, porque es este nivel el que incide en la capacidad de hacer, de resolver problemas, de plantear abordajes, etc.”     

El éxito de un proyecto depende de la colaboración de cada miembro y de compartir la información. Este cambio se ha notado en grupos que se comunican de forma fácil y constante, no solo entre estudiantes y profesor, sino entre profesores de diferentes áreas e incluso entre docentes y familias, las actividades se combinan e integran con otras y hacen a una mejor organización interdisciplinaria.

     A estos contenidos y proyectos se arriba con los recursos de que se dispone. Con tanto recurso tecnológico disponible y variado, ya no es posible negarse al cambio. Hay que buscar la manera de poder utilizarlos y de formas creativas. El celular es una de esas herramientas y una muy buena, no sólo para comunicación, sino a través de todas y cada una de sus aplicaciones. Es imposible citar sus innumerables usos en cada área educativa: cámaras, mp3, para grabar un corto para Literatura, fotografiar especies para Biología, usar sus calculadoras incorporadas para los ejercicios de Física o Matemáticas, etc.

En el Área Inglés, el celular es útil al momento de consultar diccionarios, enciclopedias u otras fuentes de información dependiendo del tópico o tema en cuestión. Muchos sitios en la red sugieren su uso como comunicación con el profesor a través de Twitter o alguna sala de chat para hacer preguntas. Existen plataformas educativas que tienen sus propias aplicaciones para poder utilizarlos desde el celular.

Existe otra cuestión que es crucial: en todos los reglamentos o códigos de convivencia se prohíbe el uso del celular en clase. Creo que es válido si se piensa en no molestar contestando llamadas o interrumpir la clase con ruidosos ringtones. Como en toda convivencia, se respetarán las reglas de la misma, para el trabajo en conjunto, respetando derechos de cada miembro.